Todos hemos visto los memes de cómo el Museo Britanico está lleno de objetos de increíble valor cultural e histórico para sociedades relacionadas con la inglesa por procesos de colonialismo y otras violencias; a uno le gustaría pensar que esto acabó el siglo pasado y que la fórmula “tragedia más tiempo igual a comedia” es la que aplica al ver las imágenes de burla en contra de esta institución, pero la verdad es que el Museo Británico insiste en ponerse la etiqueta de “ladrón”.

En pleno 2023, no solo demeritó el trabajo de traducción de Yilin Wang, diciendo que su equipo de investigación no encontró traducciones de los textos de Qiu Jin, sino que usó las traducciones de Wang en toda la exposición. Las traducciones se encontraban en anuncios, guías, audioguías, transcripciones, en su app store, en el libro de la exhibición y a lo largo de ella, pero en ningún lugar se podía encontrar mención a quién hizo y es dueña de la traducción.

Cuando Wang reportó esto al museo, primero, le dijeron que la falta de crédito era un error; luego, que habían eliminado sus traducciones de la exposición China’s Hidden Century, cosa que no hicieron. Además, le insinuaron entre líneas que dejara que usaran la traducción de forma gratuita, apelando a que otros habían donado su trabajo. El museo decidió centrar el discurso en que ella les había pedido remover las traducciones, pero lo único que Yilin Wang quería era una remuneración justa por su trabajo. Si elegiéramos creer que el equipo de investigación que se gastó 719,000 euros[1] no logró ubicar a la traductora del trabajo de Qiu Jin, este hecho habla mal no solo del empleo de recursos en instituciones dedicadas a la cultura, sino también de la falta de reconocimiento y precariedad que envuelve la labor de los traductores. 

Tras una disculpa que, según la propia Wang, se sintió deshonesta y no fue apropiada, anunció públicamente que ella no la aceptaba[2]. De manera que, ella, junto a un grupo de abogados, decidió tomar acción legal en contra del museo por haber infringido sus derechos de autor y de propiedad intelectual (IPEC) en la Suprema Corte de Londres. Para lograrlo, decidió lanzar una campaña de recaudación de fondos que logró cumplir y superar su objetivo de 15 mil euros, poniendo una nueva meta de 20 mil euros, para contribuir con el caso[3].

En medio de un clima de protestas en varios ámbitos profesionales que sufren injusticias (como la de los sindicatos de escritores y actores en Hollywood), el apoyo que recibió Wang muestra que estamos listos para unirnos para pedir respeto a nuestras labores. En su búsqueda por encontrar aliados y exponer el caso, Wang documentó todo en Twitter y pidió a sus seguidores esparcir la voz de lo que había sucedido y, dentro de este mismo esfuerzo, decidió hablar con nosotros sobre el caso. 

Respecto al tema del dossier número 27 de Página Salmón, “La traducción y sus lenguajes”, y tras ver la muestra de apoyo tanto en las redes sociales como en la recaudación de fondos, le pregunté a Yilin Wang su opinión sobre cómo podemos cambiar las condiciones de trabajo para todos en la industria, a lo que contestó:

Creo que es importante para los traductores formar una comunidad y organismos profesionales, como sindicatos, para ayudarse unos a otros. Debemos apoyarnos en nuestra lucha para mejorar las condiciones de todos los traductores, escritores y otros creadores[4].

En este mismo intercambio, nos compartió un consejo para traductores primerizos:

A los nuevos traductores les recomiendo que lean bastante, tanto en el idioma meta como en el fuente, y trabajen para mejorar su escritura creativa. También es importante que aprendan acerca de sus derechos como traductores y encuentren una comunidad que los apoye. Yo misma he desarrollado este recurso para nuevos traductores racializados: Resources for Racialized Translators , que espero pueda servirles[5].

Además de agradecer a Yilin Wang por sus palabras, podemos aprovechar esta demostración de unidad para exigir mejores condiciones en nuestra labor y recordarle a los lectores, editores, publicistas, administrativos y a museos de fama internacional, que no se olviden de “nombrar al traductor”. Como bien mencionó la traductora y escritora al final de nuestro intercambio usando el hashtag #NameTheTranslator. Para seguir el caso más de cerca entra a la página de la campaña aquí o sigue a @Yilinwriter en Twitter.

Imagen tomada de Pen America.


[1] https://www.bbk.ac.uk/news/how-did-cultural-creativity-flourish-during-the-fall-of-china2019s-last-great-empire

[2] https://twitter.com/yilinwriter/status/1672100320036651008

[3]https://www.crowdjustice.com/case/british-museum-copyright-moral-rights-infringement/?utm_source=backer_social&utm_campaign=british-museum-copyright-moral-rights-infringement&utm_reference=b86e47fe9233fbd0a69bc7c2f73d8bd9&utm_medium=Twitter&utm_content=post_pledge_page

[4] Las traducciones al español son de la autora. Cita original: “I think it’s really important for translators to form communities and professional organizations like unions to support one another. We must support each other in our fight to improve working conditions for all translators, writers, and other creators”.

[5] Cita original: I recommend that emerging translators read widely, both in the target and source language, and to work to improve their creative writing skills. It’s also important that they learn about their rights as a translator and find a supportive community. I also developed this resource before for emerging BIPOC and racialized translators, which I hope can be helpful for folks.

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Escrito por:paginasalmon

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