Este ensayo está planteado desde mi experiencia como una morra chilanga que ha intentado estar presente dentro de las luchas de las mujeres, y que ama cualquier manifestación artística que se le atraviese en el camino. Desde que estudié en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México pude ser más cercana a los movimientos feministas y a sus diversas demandas por una vida digna y libre de violencia para las mujeres. Por lo tanto, en cada movilización feminista fui testigo de las diversas maneras en que manifestaban sus denuncias, pero una de ellas, que me llamó mucho la atención, fueron las pintas e intervenciones en el espacio público. En ellas, observé creatividad artística y potencialidad de comunicación y denuncia, pero consigo también generaron mayoría de opiniones despectivas. Ya saben, se popularizó la frase “esas no son formas”. A pesar de ello, las intervenciones continuaron siendo de denuncia y seguí viendo su potencia en momentos clave de manifestaciones feministas como en el Día de la Mujer, el Día del Derecho al Aborto, el Día contra la Violencia hacia la Mujer, etc.

Para hacer memoria sobre la importancia del fenómeno aquí recordaré un ejemplo importante: la intervención hecha al Ángel de la Independencia, en Ciudad de México, en agosto del 2019, realizada por diversas mujeres y cuerpos feminizados. La intervención generó opiniones de menosprecio por parte de los medios de comunicación, pero por otro lado hubo voces contrarias como las de la colectiva Restauradoras con glitter, conformada por curadoras y restauradoras de arte. Esta colectiva fue creada con intenciones de resignificar las pintas feministas en el espacio público, pensando en las intervenciones como “alteraciones”, lo cual permite ver la intervención como un agregado a la historia. La colectiva también expone que en lugar de borrar y criminalizar las pintas, se le debe de dar atención al mensaje y al contexto histórico en el que se están dando. (“Restaurar la memoria, la vida y la representación femenina,”Luchadoras, publicado el 10 de septiembre, 2019).

La intervención del Ángel de la Independencia por los movimientos feministas me hizo comprender que más allá de un “vandalismo sin sentido”, como se le ha hecho fama al arte urbano y al graffiti por parte del Estado, estas manifestaciones provienen de un sentir colectivo, de diferentes movimientos sociales en todo el país y que han encontrado los medios para comunicarse con otras personas. Las pintas realizadas por los movimientos feministas o las mujeres que luchan son solo un síntoma y al mismo tiempo una respuesta a la violencia estructural que atravesamos en un país en el que el Sistema Nacional de Seguridad Pública de México promedia que se cometen 11 feminicidios al día.

México es un país que desde hace años lleva enfrentando diversas problemáticas sociales provenientes de la violencia de género, por lo tanto es importante poner atención a las diversas resistencias que se han ido generando para denunciar y crear cambios en diferentes ámbitos, y uno de ellos es el campo de las artes por su potencialidad de comunicación. Las pintas feministas en el espacio público han ayudado a expresar estas problemáticas, han resaltado y rescatado la importancia comunicativa y artística que ha tenido la manifestación visual en las calles, monumentos, recintos históricos, etc. A través de estas intervenciones ha sido más accesible compartir y denunciar con los diferentes sectores sociales que habitan en el país las diversas problemáticas que atraviesan las mujeres y cuerpos feminizados.

La intervención del espacio público y la iconoclasia han sido retomadas desde diferentes aristas teóricas y prácticas por la agenda política feminista. Las teorías urbanistas feministas han ayudado a entender mejor el panorama general del problema al poner en el centro temas como espacio público y privado, aunque se ha de mencionar que muy pocxs autores se han enfocado en el tema con perspectiva de género. Uno de ellos es Sergio Raúl Recio Saucedo, investigador mexicano que ha escrito sobre el espacio público con perspectiva de género. Investiga el graffiti hecho por mujeres de Ciudad Juárez. Además, tenemos colectivas como la mencionada Restauradas con glitter, en la que su trabajo y teoría han sido enfocados en pensar la intervención como otro momento histórico de un espacio, monumento etc; Zines por morras, una colectiva de mujeres con identidades disidentes de la Ciudad de México que ha hablado sobre el espacio público que ocupan las mujeres y disidencias; Paste up morras, colectiva de mujeres y disidencias provenientes de diferentes partes del Estado de México que se encargan de realizar intervenciones, dar talleres y cambiar paradigmas. Por último, me gustaría mencionar al colectivo punto 6, en el que trabajan autoras como la socióloga Sara Ortiz y otras mujeres que han teorizado y accionado sobre el tema.

Cuando pensamos en la ciudad y en quienes la integramos, debemos tener algo claro: el espacio no es neutro.[1] A través de la intervención se toma el espacio público, un espacio que por años se ha negado a las mujeres. Al respecto del tema en el texto Urbanismo feminista (2019)se menciona:

La falta de pertenencia de los espacios urbanos reafirma el lugar subalterno que la sociedad patriarcal ha dado a las mujeres, y esta es una de las causas por las cuales a las estructuras capitalistas les molesta tanto la presencia de cientos de miles de mujeres en las calles de las ciudades del mundo (…) Estas manifestaciones rompen y resultan incómodas para muchos esquemas aún presentes en el ideal sobre lo femenino construido por la sociedad patriarcal. (Colectivo punto 6: 12)

Los estudios sobre arte urbano han tenido diferentes miradas, pero muy pocas traen consigo una perspectiva de género. Podemos encontrar momentos clave de este: dónde surgió, su historia, las técnicas; geografías, ilegalidad, causas y consecuencias, etc., Pero pocos son los que consideran a las mujeres como actrices dentro de este fenómeno. Ante esto, las fuentes con esta perspectiva son escasas, autores a quienes referenciar encontramos que son pocos, frente a esto es que surge la urgencia de posicionarnos académicamente ante este tema y darle nuevas perspectivas.

Los estudios de arte urbano muestran en sus primeros registros que esta manifestación artística surgió entre 1960 y 1970. Las intenciones políticas de la intervención del espacio público fueron claras desde sus inicios al mostrar su descontento en contextos sociales desiguales, lo que provocó que movimientos estudiantiles y también de personas migrantes de las periferias de las ciudades en Nueva York y Chicago en los Estados Unidos encontraran en la pared un lugar para manifestar su descontento.

Se considera que en México el graffiti y el arte urbano llegaron a Tijuana, Baja California, durante los mismos años que en Estados Unidos tuvo su auge, debido a la migración de chicanos. Este tipo de intervención del espacio se desplazó a Guadalajara, hasta llegar a las periferias de la Ciudad de México junto con los movimientos estudiantiles de la época. Los primeros estudios muestran las intenciones políticas del arte urbano y encuentran en la pinta callejera el poder de mostrar públicamente sentires y demandas, volviéndolo a la vez un medio de comunicación y también un medio artístico. Los estudios sobre la intervención del espacio público se han enfocado en la creación masculina y sus motivaciones, pero hasta la fecha existen pocos registros sobre la intervención hecha por mujeres, y, en el caso que me interesa, como fenómeno de intervención por movimientos feministas, intervenciones que siguen sucediendo año tras año en la Ciudad de México y en diferentes partes del país.

Se considera que el registro académico que existe de la intervención de pintas en el espacio público es de los años sesenta y setenta y que se realizó durante los movimientos estudiantiles y migratorios de Estados Unidos y México. A pesar de que estos estudios no se iniciaron con un enfoque de género, las intervenciones hechas por las mujeres pertenecientes a dichos movimientos existen.

Las intervenciones han seguido con el tiempo y han tenido diferentes transformaciones, se ha resignificado en ocasiones la intervención, muchas veces incluso con apoyo del gobierno, que ha creado, por ejemplo, concursos de graffiti, pero cediendo un determinado espacio para realizarlo. A pesar de los intentos estatales y colectivos por resignificarlo, para la opinión pública parece seguir siendo un problema y persiste un desprecio hacia la iconoclasia.

Por lo tanto, la intervención artística en el espacio público (o también conocido como arte urbano) por parte de los movimientos feministas rompe con otros estudios académicos en los que se ha hegemonizado la creación e historia masculina. Hago hincapié en esto ya que en los primeros estudios hay una teoría que ha focalizado la historia, los sujetos y la obra de cuerpos masculinizados, muchas veces olvidando e invisibilizando la participación de mujeres o cuerpos feminizados dentro de la práctica y sus intenciones.

Los feminismos y las mujeres que luchan vienen a romper con estos discursos artísticos para abrir nuevas líneas de investigación hacia la importancia de las mujeres como artistas y su irrupción en el espacio público a través del arte, proponen cambios de diferentes índoles, ya sea artísticos, políticos y sociales. Entonces, te invito a que tomes un pincel, el aerosol, el estencil, etc, cada que haya una injusticia que te atraviese o atraviese a alguien que importa en este mundo y pinta esa pared, que todo mundo te escuche, las calles son nuestras.

Bibliografía

Colectivo Punto 6. (2019) Urbanismo feminista por una transformación radical de los espacios de vida. Barcelona: Virus Editorial.

Coria Ramírez, Alejandra. (2016) La conservación de los stickers como parte del street art a través de la fotografía como medio de documentación por las calles de la colonia Centro Histórico de la Ciudad de México. Tesis de licenciatura. Universidad Nacional Autónoma de México.

Grassals, Patricia. (2012) De mi barrio a tu barrio. Streetart en México, América Central y el Caribe. Sección: Santo Domingo, entrevista. Goethe Institut, Hamburgo, Alemania.

Hernández Herse, Luisa F. (2013) Mujeres y graffiti en México: algunas reflexiones sobre género y juventud. Artículo de Elsevier.

Recio Saucedo, S. R. (2020) «La participación de la mujer en el Street art de Ciudad Juárez». Analéctica. Vól. 6, (38).

Pérez, S. P. (2013). «Reformulando la noción de “Derecho a la Ciudad” desde una perspectiva feminista». Encrucijadas. (5), 92-105.

Recio Saucedo, Sergio Raúl. (2022) La participación de gráfica x morritas en el Street art de San Luis Potosí. Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

Rodríguez, R. (2018) «De la auto-biografía a la corpo-biografía feminista: Herramientas descoloniales contra el saqueo metodológico.» VI Encuentro Latinoamericano de Metodología de las Ciencias Sociales, 7 al 9 de noviembre de 2018, Cuencua, Ecuador.

«¿Qué es la iconoclasia? Movimiento feminista: ¿Por qué es importante?«. Nosotras.

Warman Resendiz, Sandra. (2000) El graffiti en la ciudad de México: el surgir de la expresión callejera en la década de los 90s. Tesis licenciatura en ciencias de la comunicación. UNAM.

Zines por morras. (2020) Guía Rosi, la calle es nuestra. Vol I. Editorial independiente.


[1] Gutiérrez, María Elia. Introducción a la arquitectura y el urbanismo con perspectiva de género. Revista del centro de estudios sobre la mujer de la Universidad de Alicante, junio 2011 , pp.10-23 .

Fotografía tomada de KudaGo: Москва

Monserrat Lira (Ciudad de México, México, 1997) Creadora de contenido, trabajadora de casa y ciclista. Monserrat  Lira es una comunicóloga audiovisual, egresada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Le han interesado los temas de género, arte y política desde que egresó de la carrera y ha trabajado en medios independientes, privados, organizaciones sociales y dependencias del gobierno. Actualmente es freelance y creadora de contenido para ONG’s de derechos humanxs. Sus intereses son el feminismo, el espacio público, las artes, el cine, la literatura, las bicicletas y la naturaleza. Publicó su tesis de licenciatura sobre La violencia de género en las producciones audiovisuales. Ha publicado en medios como la fanzina de Malas de ojo  y Visualidades de la Universidad Autónoma de Querétaro en su segundo número con el texto «Las mujeres y el documental». Ha trabajado en el colectivo audiovisual Malas de ojo y tiene un proyecto de bordado.

«Olvídate del ‘cuarto propio’, escribe en la cocina, enciérrate en el baño. Escribe en el autobús o mientras haces fila en el Departamento de Beneficio Social o en el trabajo, durante la comida, entre dormir y estar despierta. Yo escribo hasta sentada en el excusado. No hay tiempos extendidos en la máquina de escribir a menos que seas rica o tengas un patrocinador (puede ser que ni tengas una máquina de escribir). Mientras lavas los pisos o la ropa escucha las palabras cantando en tu cuerpo. Cuando estés deprimida, enojada, herida, cuando la compasión y el amor te posean. Cuando no puedas hacer nada más que escribir.»
– Gloria Anzaldúa

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