Las playas cariocas son como el atisbo de un leve carnaval sin máscaras. Es el lugar donde con naturalidad se quiebra la normalidad. Si las ciudades tienden a lo cuadrado y son hechas para los autos, en las playas, indiferentes a los ángulos rectos, reina cualquier descalzo. Contra la dureza del cemento, las suaves arenas…
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