Quizás no sabes lo que buscas,
–a veces ni yo mismo me encuentro–,
pero hay tanto que caminar afuera de la sombra,
que tocar con las otras manos,
más agudas,
casi minúsculas
——————–donde cabe el universo.
Y es que la vida es tan diminuta
que el reloj se nos corre de las muñecas;
y hombres y mujeres se quedan sin hora
sin poder llegar puntual a los Siempre
para siempre,
donde los esperan las raíces de una luz aún más próspera.
.
Existe un reino de los nunca,
mas prefiero el abismo de las posibilidades;
la puerta siempre abierta a la infancia o las semillas.
Porque hay un territorio transparente
donde habitan libres las criaturas,
las piedras son más piedras,
los capullos al abrirse comprenden la sabiduría de su origen,
los pájaros vuelan sin alas
y los pies corren en otra arena más allá de los sentidos.
————-Aún no sé
lo que encuentro en las esquinas de las preguntas,
cuánto para alcanzar mi luz,
o si me falta
o me sobra el mundo,
no hay recipiente que me contenga
o mapa que me trace.
————-No sé si a veces
————-yo entro en mí mismo.
.
Soy mi propio sostén,
me tomo del cabello y me despierto,
me monto en mi pantalón y mis zapatos…
Debe haber algo más
que no distinga el tacto o la vista.
Debe ser el mundo
a veces
como jugar un laberinto,
territorio de escondrijos y respuestas:
———–¿No? ¿Sí?
Todo lo que no se sabe, porque nunca se sabe
por qué llega el amor, la adultez o el odio
———–y todo
——————–llueve.
.
Se debe llorar en reversa,
—————————-quizás lo has sentido.
.
A la boca hay que llamarla diferente
cuando las palabras son más que palabras.
.
Sí te encuentro
y aún te sostienes en tus talones,
– – —–te invito a caminar:
es lo único que aprendieron mis pasos
en toda esta travesía.
Imagen tomada de Fine Art America
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