No hay señal más clara de que uno se está poniendo viejo que contar la misma historia siempre. Elenita Poniatowska, por ejemplo, empezó a envejecer en 1968 y, a casi cincuenta años de esa fecha, no creo que pueda recuperar ya su juventud. Por eso, cuando hace unos meses compartí con una amiga mi intención…
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