Lo más difícil al crear es hacerlo parecer fácil. Cualquiera puede intentar adornarse repitiendo terminología aplicada, es talento de perico; la verdadera magia está en la sencillez. Por eso inicié esta columna unas ocho veces (en la versión para editar todavía veo los otros inicios). Cuando la envíe desaparecerán, o estarán modulados con otras ideas y otra enunciación. Ustedes verán un producto final que tal vez no parecerá lo que yo veo ahora. Me dispuse a contarlo así con un ánimo explicativo. Yo tomé las decisiones, pero ¿qué habrían decidido ustedes? Propongo algo: de haber réplica, siquiera una idea nueva sobre esta columna, escriban y hagamos comunalmente la próxima 1602. Sin miedo, que todo lo tenemos al alcance.

Al momento de configurar la pieza y enfilarla a su versión final, el encargado de las decisiones estéticas (o sea yo mero) perfila una idea principal para llevarla a cabo (que es lo que ven). Crear es renunciar a todas las demás formas que la criatura pudo tener para decantarse por una limitada y definida. Por supuesto, en el camino vas adquiriendo experiencia y madurez, de otro modo sería imposible articular una sola obra. Debemos aprender a dejar sólo lo necesario: Hacer la fácil. Si además hay sensatez se impondrá siempre la navaja de Ockham. Esta es una verdad. ¿Qué pasaría si esas decisiones se las dejaras al receptor?

Desde hace un tiempo existe algo llamado Silent Party. Uno llega, paga su entrada, le dan unos audífonos inalámbricos, estos aíslan el ruido exterior y se puede sintonizar una cantidad de canales determinada. En todo el lugar hay varios Djs mezclando al mismo tiempo en diferentes consolas. No hacen ruido, porque las consolas transmiten a un canal distinto dentro de los audífonos. Los asistentes tienden a recorrer el lugar con la transmisión ininterrumpida. Eligen qué escuchar, cuándo y dónde. Es solamente una elección.

La iniciativa plantea el aislamiento en la experiencia de usuario, pero a la vez, la generación de comunidad por medio del silencio y la elección. Ustedes ven el mismo problema que yo: ¿cómo liga uno? (O sea, en la vida, pero volvamos a las fiestas) Esos problemas se solucionan de manera simple. Todo está al alcance. El origen tribal performático de las fiestas y su desarrollo histriónico las vuelven una narración con muchas narraciones pequeñas dentro. Así, las fiestas silenciosas encuentran el sentido de pertenencia al dividir a los asistentes en sectores. Al aislarlos mediante los audífonos, les designan una identidad grupal en la narración que es el desarrollo de la música. Es una suerte de combinación teatral y musical, pero en esta obra ¿hay autor? ¿No que estaba muerto?

Lamentablemente el autor sigue siendo un fetiche que sólo por su nombre mueve carretadas de billetes. Afortunadamente, cuando se mueran los viejos cuya ocupación es solamente rascarse el ombligo y firmar las pelusas, no quedará mucho de sus prácticas monoteístas (Aunque a veces ni se muere el perro ni se acaba la rabia. Ya veremos). Ahora tenemos, en el otro lado, iniciativas como HitRECord, una idea basada en la producción artística grupal, retroactiva y experimental, sostenida de una comunidad virtual global, transparente y con justicia en los pagos (y también es anglocentrista, ok, pero es un paso). En palabras de su creador y director, Joseph Gordon-Levitt (sí, ese actor): Hitrecord, tho, it’s not just a platform. It’s a production company.

Esta compañía recibe producciones visuales, auditivas, textuales y multimediales [esto es ilustración, diseño gráfico, fotografía, video cinematográfico, video no ficcional (autobiográfico), videodenuncia, guión, narrativa, poesía, música, actuación vocal, pista vocal y pista musical], absolutamente originales: se hace hincapié en el derecho de autor; éstas, sin embargo, pueden ser tomadas y editadas por otros usuarios dentro de la misma plataforma dando siempre crédito de autoría. Todo está al alcance de todos, se puede modificar y todo es transparente. La intención es crear obras que provengan de una identidad no generacional, nacional, racial, ni alguna de las otras categorías históricamente utilizadas para agrupar el arte; Hitrecord tiene, como pretensión última, dar un lugar a los creadores con puntos comunes del pensamiento y de intenciones dialógicas, tender puentes creativos para formar una conversación, es decir, acceder a lo tribal solamente por los intereses en común. Maravilloso internet, cáliz del diálogo y hogar de los demonios.

Sobre esto mismo, cuando en febrero de 2016 Massive Attack lanzó Fantom [A sensory music experience], hubo un revuelo aislado, casi exclusivo. Algunas personas hablaron de ello pero por la cualidad privilegiada de quienes escuchan a estos ingleses. Su lanzamiento no fue una gran noticia en México. No podría decir lo mismo de otros lugares del mundo (aunque me parece que fue casi igual; el consumo voraz de internet de la app tal vez tuvo que ver con su declive). La verdad, parecía un acercamiento al futuro. La aplicación funciona accediendo a los sensores del teléfono, para captar desde la cámara el movimiento y las condiciones espaciotemporales de la reproducción: la pista será diferente si se usa la app en la playa, en un día soleado, o si se reproduce una noche corriendo por los pasillos del metro de la Ciudad de México, hasta el ritmo cardiaco y los datos de salud y hábitos del usuario, si se tiene a disposición un smartwatch, afectan en su creación. Shhhhh ¿escuchan el viento? dice: privilegios primer mundo, ¿no?

 

Así, con cuatro tracks preprogramados y tres extensiones posteriores, la aplicación te planteaba la opción de escuchar versiones originales (parte de un EP disponible para su compra… aunque no en México) o una versión personal, generada con todo lo que sucediera en el momento de la reproducción. Esto es, en simples palabras, una versión personal que nunca será idéntica a otra. Si puedo definirlo de una forma, diría:  producción en tiempo real, predeterminada, sí, pero tan interactiva como [casi] cualquier videojuego. La diferencia entre esta app y un videojuego es que en la app no está muy claro lo que va a suceder cuando expongas el track a ciertas condiciones; por otro lado, el videojuego siempre tendrá una secuencia lineal de causa-consecuencia [Yo creo que alguien muy clavado podría aprender a tocar con los tracks de Fantom, pero yo no tengo tiempo para descifrar todo eso]. Además, la aplicación también permitía crear clips con hasta un minuto de las pistas generadas para compartir en redes sociales. Esto buscaba acercar a los interesados en la interpretación de estos tracks, crear comunidad, primero, y segundo, subir las ventas y generar difusión en redes. Tampoco somos hermanas de la caridad. Con el tiempo su impacto se diluyó.

El medio para crear está dado bajo ciertas condiciones en donde algunas cosas son posibles y otras cosas están más allá de las posibilidades. Sin embargo, constantemente se están actualizando los medios y avanzando en las facilidades para producir. Por esto llegamos a decir que cada obra es producto de su tiempo y lugar. Hay todo un devenir de condiciones políticas, económicas, sociales e incluso históricas. Lo que podemos ver en estos casos es que cada vez más personas pueden acceder a procesos de creación y mediatización, ya lo dijimos, bendito internet. Se democratiza el medio, el contenido y el acceso a la plataforma. Todavía no es absoluto, pero cada vez es más fácil, esperemos.

Imaginen de pronto una plataforma para crear narraciones gráficas en la cual se pueda colaborar en tiempo real. Hasta hoy toma cantidades enormes de tiempo poder escribir, dibujar, entintar, animar, o crear cualquier contenido gráfico [la verdad, cada vez son más pequeñas]. A pesar de tener limitaciones claras en el proceso creativo, todas estas plataformas, aplicaciones y herramientas (chequen la nueva actualización de Garageband) son funcionales hasta donde hemos experimentado. Ya vendrán las mejoras. Constantemente los creadores buscan fallas y modos de mejorar la experiencia de usuario; es lo bueno del frenético momento tecnológico que tenemos en nuestras manos.

Algo une a estos modos de producción: la individualización de la experiencia de usuario y la creación de redes o comunidades ni completamente virtuales ni completamente físicas. Cada vez es más específico lo que se pide y lo que se otorga. Sería interesante tener plataformas cada vez más inmediatas al momento de contar las historias gráficas. Que se generen por medio de códigos preestablecidos bien puede llevarnos a inventar el teatro animado, pero es un riesgo que sería interesante tomar. Ahora, hablando sobre el centro de la creación: el trabajo sería equivalente a lo que se hace antes de comenzar a escribir. La gran mayoría pasaría dentro de la cabeza del autor, en pláticas previas, en lecturas de todas las cosas que pueda abarcar, en errores técnicos y contratiempos. Porque así es todo proceso de creación, nada surge de la nada [Gente, estamos en 2017, es iluso creer que se produce en ausencia de conocimiento].

No nos engañemos, seguimos estando frente a un sistema cerrado, porque las posibilidades son finitas, sin embargo, cada vez nos alejamos más de la obra estática y monolítica, causante de admiración hacia el genio que la concebía. [Alto ahí. Aclaremos: El genio es una entidad extinta, y si cuando menos vamos a conceder que alguna vez existió tal cosa, hay que aceptarlo: actualmente carecemos de las condiciones necesarias para producir genios. Además de cursi, como la locura, resulta impráctico seguir alimentando la simple idea de su existencia] Yo también soy fan de Radiohead, y también creo que son muy buenos en lo que hacen, pero solamente contribuyen a una malinterpretación del proceso creativo, malinterpretación que no es su responsabilidad (es de los fans insufribles que endiosan desde el soundcheck), pero que seguro alimentan al mantenerse herméticos y unilaterales. Sería interesante tener un disco interactivo de ellos. Aunque nunca va a pasar, les pago el sueño. Ojalá sigan haciendo cosas, pero el mundo va [o cuando menos yo lo espero así] hacia otro lugar, el de las obras globales, colaborativas y masivas.

Si nos estamos recluyendo cada vez más, pero a la vez estamos creando nuevas sociedades mediante la comunicación virtual [desde los sms (¿alguien sigue mandando sms?) hasta los nuevos juegos en realidad virtual, realidad aumentada y realidad mixta] ¿significa que estamos destinados a estar todos solos en las fiestas y acompañados de personas en un café al otro lado del mundo o que estamos condenados a asistir a Coachella todos desde la misma cámara de 360° atada a la cabeza del organizador en la consola? Las dos opciones, francamente, me parecen maravillosas.

Ahora, hablemos del gran problema que presenta la comunidad colaborativa: ella misma. Paradójicamente, está destinada al fracaso por el mismo motivo que está destinada al éxito: todos pueden entrar. Si todos pueden entrar, a menos que exista un órgano regulador de la colaboración, todos pueden hacer lo que les venga en gana. Pero si creáramos ese órgano, ¿quién tendría la capacidad de valorar cuál colaboración puede pasar y cuál no? ¿Los mismos viejos que firman cualquier pelusa de sus ombligos? ¿O los personajazos dedicados a la preservación de la dignidad estética más estética que digna? Votemos por la opción sobria, centrada y madura. La ética: que a pesar de difícil, sería nuestra mejor opción. El trabajo hecho a consciencia es reflejo de esta ética. Si nos reservamos el derecho de admisión, vamos a terminar bailando con las sillas de la barra, y ellas no se saben el Payaso de Rodeo.

De cualquier modo, en esta persecución sicótica de la inmediatez, cada día estamos mucho más cerca de tener lo que ya hemos planteado aquí: un modo de crear narraciones gráficas (desde el punto clásico, como los cómics, como las animaciones, ¿y por qué no? Hasta la interactividad de los videojuegos) de modo instantáneo. No hay límites para lo que creamos, tal vez nosotros somos esa creación interactiva inmediata dada desde una computadora tan poderosa que nos resulta imperceptible. Tal vez por eso, ustedes ya pensaron la palabra correcta, y con la cual me gustaría terminar esta columna, no sin antes recordarles que si tienen algo para decir, lo hagan. La palabra que seguirá, y ambos nos sabemos [muy en el fondo] englobados dentro de ella, es la siguiente: simulación.

Imagen tomada de Group on CDN

Escrito por:paginasalmon

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