Fotografía de José Jorge Carreón

El Río | Teatro Santa Catarina

De: Jez Butterworth
Dirección: Enrique Singer
Traducción: Alfredo Michel

Elenco:
Sergio Bonilla   El hombre
Marina de Tavira   La mujer
Inés de Tavira   La otra mujer
Norma Flores   La nueva mujer
Sofía Sanz   Una mujer

El Río se presenta en el teatro Santa Catarina en Coyoacán por una corta temporada, disponible hasta el 29 de junio de 2018. Es una obra con un texto ambiguo y perturbador. Plantea por lo menos una gran paradoja de configuración fractal: el del ideal que nunca alcanzaremos y que nos atrapa en un invisible remolino, embrujados con la ilusión de crecer y avanzar en el tiempo y en nuestras relaciones, pero que en realidad nos mantiene girando en espiral, danzando un inagotable loop musicalizado con blues, poesía y agua corriente.

Parece, ya que hay un enigma instalado que inunda esta experiencia escénica, tratar sobre la enraizada soledad de un hombre que ha subordinado el amor de pareja a su amor por la arcaica actividad de la pesca de trucha salvaje. Invierte todas sus emociones en ello y el espejismo de la persona que encarna a la mujer de su vida le infunde las fuerzas para regresar cada año a una solitaria cabaña a vivir el ensueño que de niño se creó.

Se trata de un montaje que combina elementos sutiles pero poderosos, un vestuario esmerado, una fina ambientación y las actuaciones de artistas mexicanos de larga trayectoria en el oficio histriónico. Todo suma una estremecedora representación de las inseguridades de un sujeto que solamente desea pescar en compañía y que nos ofrece una procesión, no sabemos si temporal, espiritual u onírica, de un par de mujeres, perfectamente contrastadas entre sí, que irán desollando las apariencias que todos en algún momento montamos ante el inicio de una nueva relación amorosa.

Marina de Tavira, quien interpreta el personaje de La mujer y que amablemente nos concedió la siguiente entrevista, es una actriz mexicana de teatro, cine y televisión. Ha protagonizado textos de autores como Bertolt Brecht, Harold Pinter, David Mamet, Ximena Escalante y David Hevia. En cine ha trabajado con directores como Issa López, Rodrigo Plá, Carlos Carrera, Mariana Chenillo, Hari Sama y Alfonso Cuarón.

Entre sus últimos trabajos en televisión se encuentran Ingobernable, para Netflix y Falco, para Amazon. Ha sido nominada por distintas asociaciones de periodistas teatrales y a las diosas de plata por su trabajo en cine.

Miguel Ángel Lara: Marina, eres el personaje de La mujer, pero también eres productora de esta obra.

Marina de Tavira: Pues sí, podríamos llamarle “productora” aunque no tengo ningún rol de producción como tal, más bien éste es el sexto montaje de un proyecto teatral que tengo con Enrique Singer: se llama Incidente Teatro. Hemos hecho seis puestas en escena, ésta es la sexta, juntos, y digamos que más que ser productora soy una gestora del proyecto: tener la idea, levantarlo. Contamos por supuesto con nuestra productora ejecutiva que también es parte de Incidente, Daniela Parra, quién es la que se encarga de ese trabajo; pero si, digamos que es parte de un proyecto propio, muy especial.

MALR: Lo primero que me llamó la atención es que se trata de una obra relativamente nueva, estrenada en Londres recién en 2012. ¿Ustedes son la primera producción que trae El Río a México?

MT: Sí, es la primera vez que se estrena en México. Me parece que se estrenó también ya en España y en algún otro lugar de Latinoamérica, quizás en Argentina. Pero en México sí es la primera vez. Se estrenó en Londres (en el London’s Royal Court Theatre) y después en Nueva York (en el Circle in the Square Theatre).

Jez Butterworth es un autor que sigue un poco la escuela dramática de Harold Pinter, de Samuel Beckett. Por eso tiene de pronto unos tintes que podrían ser, no teatro de lo absurdo, porque creo que no se debe llamar así, pero sí de este teatro que presenta ambigüedades, que deja cabos sueltos, pero que, sin embargo, nos propone atmósferas y reflexiones muy interesantes.

MALR: ¿Cómo fue la selección de la obra, cómo llegó a ustedes, cómo es que deciden arriesgarse con un texto tan reciente?

MT: El traductor de la obra, Alfredo Michel, que es un especialista en teatro inglés y que ha hecho las traducciones de todos los últimos montajes de Shakespeare en México y de otros autores ingleses, vio la obra en Nueva York. Me lo encontré por casualidad en una cafetería, él venía llegando de un viaje y me dijo: “Acabo de ver una obra y en cuanto la vi pensé en Enrique (Singer) y en ti”.

Nosotros empezamos el proyecto de Incidente con Traición, de Harold Pinter y hemos montado también a David Mamet (La anarquista) y a Beth Henley (Crimenes del corazón), representantes del realismo norteamericano, por lo que esta obra se ligaba con lo que habíamos estado planteando como línea de investigación teatral. La leí y dije: “sí, tienes toda la razón”, y nos dimos a la tarea de levantar el proyecto.

Levantar un proyecto de teatro lleva tiempo, lo estamos estrenando dos años y medio después de esta historia que te estoy contando, así son los tiempos del teatro.

MALR: A veces nosotros, los que nos sentamos en la butaca, viéndola, no tenemos idea de todo el trabajo que implica que una obra se presente frente a nosotros y sobre todo una como El Rio, tan contemporánea.

MT: Sí, tenemos la suerte de contar con el apoyo de FIARTES y de Teatro UNAM, y de incluir la escenografía de Alejandro Luna, que es un lujo increíble, en un teatro que él conoce muy bien, el Santa Catarina, porque lo diseñó hace muchos años; y sí, efectivamente, hay todo un trabajo atrás, la temporada es muy corta, por ejemplo, dura un mes, pero atrás hay cuatro meses de ensayos.

MALR: Me atrevería a describir la obra como un poquito extraña, a veces espeluznante, ligeramente tensa: ¿cuál es la experiencia desde adentro, desde ustedes como intérpretes?

MT: Curiosamente es distinta que la del púbico. En este caso, a mí me toca ir planteando la relación, una relación amorosa que está desde el inicio, y cómo este personaje trata de dar la mejor cara de sí misma para el otro, pues así es el momento de la relación, pero también cómo se equivoca haciendo esto, los errores que comete y finalmente cómo cae en una decepción, y esa es la línea de mi historia particular, de mi personaje pero, claro, eso está adentro de una atmosfera que contiene toda otra parte de la historia que es esa otra mujer, o esas otras mujeres, o El hombre; la sonorización y la iluminación ayudan a que se dé esto, que plantee preguntas y que finalmente el misterio nunca se termine por revelar.

MALR: Eso es justamente algo que quería recalcar: la musicalización, la ambientación, los elementos escenográficos que visualmente nos ayuda mucho a situarnos en esta cabaña y en este lugar tan remoto en que sucede la historia.

MT: Claro, el teatro es un conjunto de signos, es poligénico y todo apoya. En este caso en particular, cómo podría ser que se contara esta historia que no tiene un hilo conductor realista y que, sin embargo, en términos de actuación sí es realista. Finalmente, esa es la dirección de Enrique Singer, quién engloba todo esto y crea un mundo.

MALR: De pronto la obra parecería de fantasmas, de pronto parece una parábola, de pronto un thriller; pienso que el púbico puede encontrar diferentes elementos que le pueden gustar.

MT: Si, exactamente, abre muchas posibilidades y finalmente deja una interrogante o una reflexión; el teatro al final es esto, yo digo que siempre es una pregunta abierta.

MALR: ¿Qué relación o relaciones encuentras en esta historia con el contexto mexicano?

MT: Es una obra que más bien indaga en los laberintos internos, amorosos, o en los referentes de la infancia, en los que uno construye su vida emocional y personal, y en ese sentido es una obra  que aunque sucede en Inglaterra, podemos ponerla en México y, sin embargo, la gente sale de aquí pensando que estamos hablando de los fiordos noruegos, o de algo así y yo pienso que al final es un espacio en la mente, en el interior, que tiene que ver con la búsqueda del ser perfecto, ideal, al que realmente nunca encontramos y que tiene que ver con lo que desde niños nos dijeron que debería de ser.

MALR: Claro, ese es un tema universal: las paradojas que mencionas, los ideales que a veces nos construimos desde niños y la frustración que normalmente experimentamos cuando nos los encontramos de las maneras que quisiéramos o que imaginamos.

MT: Como cuando El hombre cuenta cómo pescó una trucha cuando era niño y se le escapó, su tío le dijo: “un día te la vas a encontrar otra vez”, y al final parece ser que es la historia de su vida, un constante estar buscando ese primer pez que se le perdió y que nunca encontramos en el enorme rio que es la vida.

MALR: Marina, imagino que en estas últimas semanas has dado muchas entrevistas, andado de arriba para abajo, promocionando, levantando este proyecto: ¿hay alguna pregunta, hay algo que tú hayas querido platicar y que de pronto, ninguno de nosotros, los medios, preguntamos?

MT: Bueno, tal vez me gustaría decir que hacer teatro es muchísimo trabajo y al final esto se ve rápido: en una hora de pronto ¡pack!, ya se acabó la obra. Normalmente los actores que hacemos teatro ensayamos muchísimos meses para estar después un mes en escena y por supuesto no se trata de un trabajo que es tan renombrado como en otros medios donde puede trabajar el actor. Me gustaría decir que a mí me ha gustado apostar por el teatro: es el lugar donde he encontrado el sentido de mi vida y el lugar en donde me gusta comunicar y hablar, pero sí es un espacio de mucha batalla, donde hay mucho sacrifico, aunque al mismo tiempo las satisfacciones son muy grandes.

Escrito por:paginasalmon

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