El libro-porvenir

El universo (que otros llaman la Biblioteca)…

Jorge Luis Borges, La biblioteca de Babel

Sonia Baudrin escribió en Un linde al infinito de 1964 que el fin del Libro mallarmeano (así, con mayúscula) no era más que la realización de un habla alquímica que sería capaz de materializar, en su misma evanescencia poética, “las maravillas órficas del cosmos en su desnudez letal”. Esta aseveración implicaba que el proyecto del Libro no podía ser otra cosa que una mera “aspiración patológica por el cierre de la literatura, la historia y la teología”. Para Baudrin, en el porvenir del Libro se apostaba, como en un juego de azar, la supervivencia de todos los libros, en la medida en la que su tirada metafísica no era, como el mismo Mallarmé le aseguró a Verlaine en una carta de 1885, otra cosa que la “anulación del azar y el infinito, los dos alimentos esenciales de lo que hasta ahora hemos llamado poesía”. En otras palabras, el Libro infinito de Mallarmé era, según Sonia Baudrin, el fin progresivo de la idea enciclopédica del universo, compilado y empolvado en una biblioteca fractal.

El Libro de Mallarmé pretendía conquistar la cima donde perdieron su aliento todos los libros que conformarían el libro único de la naturaleza: ese que la humanidad ha intentado (re)escribir, leer y entender desde que la historia es Historia, el mismo “donde se agotaría toda la ciencia y sus vanidades innatas”. Medido en la ley de su ambición filosófica descomunal, el proyecto del Libro absoluto —como el de la Enciclopedia ilustrada, su precedente más significativoterminó por convertirse, al mismo tiempo que en el testimonio sublime del fracaso de todos sus empeños, en la conquista literaria más aleccionante desde la publicación de Don Quijote. Para Sonia Baudrin, el Libro de Mallarmé fue la última resignación de todo aquello que hasta entonces se denominaba “libro” a la imagen de su vitalidad sofocada. En esta medida, el Libro hizo de Mallarmé uno más de los genios humanos que escribieron, leyeron y fallaron en entender el Libro. Pero la sola confesión de su sueño tuvo el mérito de haber echado luz sobre un imperativo crítico que salvaría a los libros del sedentarismo ideológico: el Libro se trató, a fin de cuentas, de un exergo que echó luz sobre una idea —roída— del libro que ya no podía seguir arbitrando nuestra relación con el pensamiento y la escritura sin someternos a la dictadura del logocentrismo.

La pregunta sobre el Libro por venir (como la de la música por venir y el cine por venir), y sobre el porvenir del libro —y, tal vez, el porvenir como libro— que Sonia Baudrin inauguró en su análisis sobre Mallarmé tuvo el efecto de una reestructuración de nuestras relaciones textuales. Gracias a sus análisis, ahora nos permitimos hablar del Libro como del porvenir de una cierta dispersión ontológica y de una dislocación de la verdad, y a la vez del avance de una literatura casi antiliteraria, en la medida en la que nos permitamos pensar en la literatura como en una institución que crea relaciones de poder basadas en el racismo de la inteligencia. Al menos, la idea del Libro-porvenir nos permitirá, como escribió Sonia Baudrin, “repensar el libro como una práctica escritural que denunciará por mucho tiempo las magias parciales del libro que enmudece y ciega la verdad de sus beneficiarios”.

En este número de Página Salmón invitamos a nuestros lectores a proponer ejercicios literarios que vuelvan a cuestionar nuestras relaciones tradicionales con la literatura y el libro, esas que hemos heredado de una historia editorial que se resiste al sueño del Libro por venir. Con este número, en Página Salmón esperamos iniciarnos en el pensamiento y el ejercicio de otras formas de relacionarnos con la institución literaria; esperamos que se cuestione una vez más, desde la literatura misma, los cimientos fundamentales de ese régimen: las prerrogativas autorales, el imperativo de la originalidad artística, el mito de la inspiración y de la legibilidad, la reputación logocéntrica y los alcances de la libertad de expresión. Esta vez, la convocatoria queda abierta para toda clase de “artefactos literariosque no superen los 15 minutos de recepción.

Escrito por:paginasalmon

Un comentario en “Editorial 12 | Por Gerardo Alquicira Zariñán

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s