Fotografía de Manuel Alejandro
El ente rojo
de la noche
desgarra sus pupilas
como un felino.
En sus suaves pisadas
el silencio asecha
sin nombre,
apacentando la vigilia.
Si tú,
cíclope guardián,
resguardas la ventura
del consuelo humilde.
Yo,
burlador negro
de tenues guirnaldas,
vuelvo a soñar.