Y te haré una volanta* | Por Agustín Ávila Rodríguez

Novia de todos

Y te haré una volanta
que te lleve al Prado,
a dejar la voz natural
de tu garganta,
entre aquellos rincones todos
que te guardan,
extasiados de ti, diva mía cuando cantas.
Pasearás en ella tu vedado que enamora,
mas contigo en la carroza,
a todos tendrás a tus pies;
novia eterna del pañuelo,
arnés de mulata criolla,
que también Rita lo fue.
Cuánto artista nos evoca,
voces acompañando tu voz,
los sonidos de guitarras gimoteando,
por la Portuondo del filing,
del bolero y nuestro son.

Aria por Alicia

Una niña frágil se ató zapatillas,
quiso quebrarse y girar de puntillas.
Soñaba despierta la niña traviesa.
Volaba, volando cual hoja empujada,
¡que estrella nacía! Su alma crecía,
envuelta entre vuelos de tul y de patria.
Danzando con pasos tan finos,
en bailes cual Carmen, Gisselle.
Gentil duendesquilla de fiel cascabel.
Alicia, Alicia, Alicia.
Canaria y Granada,
con sangre gitana de España en la Habana.
Soberbia en puntas retozas
y desojas lirios con tus zapatillas rosas.
Sus brazos se abren como alas triunfantes,
sinfín bailarines de tu piel renacen.
Cegando las luces de cielos distantes,
deja que el aliento perfume su baile.
Y cruzas, y giras en un Pas de deux,
hermosa mujer martiana del arte.
Alicia, Alicia, Alicia.
Canaria y Granada,
con sangre gitana de España en La Habana.
Gloriosa y resuelta de un lago renaces,
domando a la aurora que quiso llevarte.
Mostrándole al
mundo tu estela brillante,
un arca de plumas de un cisne gigante.