I, II, III
Aunque se avise previo,
en realidad no se espera.
Pese a ser la naturaleza,
no hay ser humano cuerdo
que de inmediato lo comprenda.
Jamás negué el hecho,
tampoco quería admitirlo.
De manera precoz,
tracé lejanos caminos
del corazón a la voz.
IV
El paso del sol lo ha disminuido,
mas está presente aquí,
en el fondo del bolsillo.
Se resbala por mi guiño,
lo cargo, se mantiene conmigo.
Aún me pesa en la espalda,
pero, de vez en cuando,
se escapa en largos suspiros
que del cielo al suelo
me recuerdan que respiro.
V
He tejido las memorias,
el compartir he agradecido.
Junto al río que externé,
matices de tantas historias
encuentro en lo perdido.
Es la ambivalencia del tiempo:
la pieza que falta ya no pesa,
sino que se incorpora.
Lo que fue piedra antes
se convierte en cimiento ahora.