León, Guanajuato, 14 de febrero de 2021
¿En qué transoceánica capilla se celebran las bodas en que prendes, al fin eternamente y por los siglos de los siglos, el claroscuro azahar, pospuesto en vida, al vestido (mitad nupcial, mitad de luto) de Fuensanta querida?
¿De quién serán los dedos ágiles y costureros que hacen llorar al órgano un vals de música cintura con ecos de aguja y plata? ¿Serán los de Eva o los de Genoveva?
¿Fungen acaso vuestras antepasadas, escote y peinados de torre, velo y escapulario, cuya devoción iba entre Cristo y Eros, como fantasmagóricas hadas madrinas?
Al salir de las cajas, donde otrora se guardaban los hilos y las pasas, ¿revolotean sobre los novios las jerezanas palomas y, en enroque, los saltapared?
¿Caminas hacia el altar como camina el hijo pródigo al volver?
¿Son los párvulos pajes de las nupcias, derramando ante su paso flores del pecado y granadas fieles, por la derecha un querubín y un demonio estrafalario por la izquierda?
¿Conservará tu esqueleto femenino la hiel y el azúcar de las venas en donde gustaba su festín el ácido cítrico de aquellas hormigas?
¿Osaste, en un acto filicida, arrancar la lengua del nonato corazón tuyo y manchar con él, después de todo, la cándida rosa del Zodiaco?
¿Y colgaste ya la cruz en la santa villa del ensueño al abrigo de los niños y la esposa en cuyos pies da vueltas el perro de San Roque fiel?
AMÉN
Imagen tomada de The Cornell Lab
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