La noche cultiva los venablos
que serán sufrimiento en cada alba.
A mediodía, cierta fuerza se apoderó de ti,
poseyéndote la muerte, sobre todo;
despojándote de tu presencia enhiesta
para arrastrarte a las horas del Gólgota.
Sumido en un sueño moribundo,
apenas vivo por el soplo de las máquinas,
blandiste tu fe ante el beso maligno
del relojero maldito, viejo truhan de ánimas.
Pero es precisa la hora definitiva.
Para nadie hay retorno en el camino,
solo un eterno destino que alcanzaste,
viejo tótem, sin confesión.
Por eso cada noche rompo lanzas en tu nombre,
y hago tuya, contra todo, la paz de los sepulcros.
Imagen tomada de Wikipedia