Pequeñas gemelas fugaces
De lo ignoto del cuerpo las alas
Furiosas e ingrávidas
Ahítas de no poder
Arañan rompen la piel
Convulsionan rotas las miserables
Al tacto insoportable
De un perfecto vacío
Que las aproxima a su núcleo mismo
Las flotantes esperanzas amargas
Que clavadas al cuerpo como dagas
Ahora callan y se dejan envolver
Y entre la noche implacable
Ya no suben ni bailan en el frío
Ya no sienten el peso
De todo lo perdido
Son las serpientes de agua bajo el cielo
Aquello que devoran mis pupilas
Seducidas por el paso del tiempo
O esa boca abierta mirando altiva
Suspendida con el propio aliento
De gargantas hambrientas y vacías
O tal vez sólo sea tu recuerdo
El tono entre tu lengua y tu saliva
Contenido en espacios pequeños
Dulce simpleza de la monotonía
Calma gracia entre tantos desperfectos
Lo que contempla mi memoria perdida
Soleares
II
Que me abrace la pena
Descalza niña hambrienta
Y se lleve cuanto pueda
III
Canten para mí tus labios
Incautas puertas siempre abiertas
De todo cuanto es sagrado
IV
Que si mueres con la muerte
Las palabras de mi boca
No den cosa diferente
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