I
Somos una larga línea de mujeres
que se enamoran y
pierden todo su poder.
Un sentimiento repentino,
inesperado,
brusco
y descubren su cuerpo profanado.
Un día te reduces a algo
marchito
deslucido.
No sabes cómo, pero ocurre: te conviertes
en la ofrenda de un altar.
II
No te lleves tu recuerdo,
déjalo vivir en mi pecho.
Déjame ponerte un altar
flores
cerveza
cigarros
tu canción
tus palabras favoritas.
Dice mi madre, tu madre, las de todas:
no hay que esperar
en el altar
a los muertos, nuestros muertos,
a las muertas, nuestras muertas.
Yo te espero todas las noches.
Imagen tomada de Informarte MX