A E.E. Cummings.
Seducido ya (por
la idea) por historias.
No recuerdas
ni tu nombre (que brilla
en lo abisal)
Te arrojas,
sin que la lluvia llegue
(en lo umbrío) en lo cálido.
Sin un Dios
que te abra el mar
esperas (no esperas nada)
recostado en peces y sirenas
(agonizante)
Y gritas otra vez
su nombre (como un difunto)
con la sal entre
la lengua y la mirada (ya no hay donde volver)
Recoges los senderos
Te dejas cegar
(crees en el fin),
lo incierto (ya no te hincas, ya no imploras).
Arde lo fortuito (ya eres un poco más libre).
Rodillas llenas de ceniza
(naufrago, ya no hay memorias).
Te levantas, márchate ya.