Pon fin llegaba el verano, los árboles se llenan de guayabas, ciruelas y duraznos que jugosos se te derriten en la lengua, las libélulas descansan en las piedras junto al río y el calor te come hasta los huesos. Verónica ansiaba salir de vacaciones para poder dormirse tarde, jugar a las escondidas con sus amigas…
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