Usted y yo no somos parientes
pero lo he elegido
para que ocupe el lugar de mi Padre
espero lo acepte
Usted, que no tuvo hijos
y forjó un infierno para sí.

De manera personal no intercambiamos palabra ni vimos el rostro del otro
usted fue bonaerense que murió lejos de su patria, años antes de mi nacimiento
yo soy mexicano, dicen, y joven de un siglo nuevo que aguarda por nosotros a ser valientes

Su destino, la Literatura, marcó el mío, el error
lo leo y no lo leo a usted sino al mundo
la Muerte que se propina a usted mismo en cada oración
mana esperanza (aunque no lo quiera),
se templa mi sangre y mi corazón conoce su propia imagen
en un espejo vaciado de miedo

Nace de mí y es gratuito
el sueño de un hombre
que no he sido yo,
que no ha sido él,
que imaginó la pureza del mundo
y le aceptó.

¿Usted cree en la Santidad?
Creo en la ética, me dice
¿Por qué hablar con símbolos?
Quizá el horror de las máscaras consista en saber
que no hay nada esperando detrás de ellas, me dice
Es probable que lo único que haya hecho en mi vida, sigue, fuera ocultar la verdad con su nombre.
Me preocupa ser un intelectual.
Si le preocupa, no puede serlo tanto, le digo
y ambos reímos.
Si en otro universo fuese yo su enemigo
¿me mataría?

Borges soñó con gauchos valientes y cuchillos que guardaban el rencor
pero más soñó con el olvido de sus derrotas y vergüenzas.
El milagro es este: usted no es nombrado.
Cuando alguien pronuncia el nombre de “Borges”, no habla de usted.
Usted ha sido olvidado,
Usted, dichoso.

Desconozco si fue cobarde en su tiempo y valiente con su imaginación
para mí usted es un valiente
que resistió al caos y a la neblina de los sentidos
y tomó la decisión temeraria de ser razonable,
el sueño más peligroso, el más arduo
y por eso, aunque no quiera, es usted maestro de más de uno.

La gente sufre la sobriedad del sensible
y no distingue su pasión crítica de la frialdad
soy hijo de una escéptica que no quiso prestarme sus ojos, porque me ama
a Borges su madre poesía en el último lecho
le cedería sus ojos para que no fuese ciego.

Yo no seré como usted
las máscaras demoniacas no me aterran
ellas son mis amigas
me enseñan que nada es tan fuerte como aparenta
ni tampoco tan débil.

Me siento enterado de una música conflictuada
que mis parientes, mis compañeros han olvidado
me siento enterado de una verdad inapelable, el hombre
me siento enterado de un ingenio y un egoísmo
que construyen el mundo
de una fe que se resiste a morir
del privilegio de escribir estas líneas
y de conocerte, amigo.

 

La memoria del universo, ahora te pertenece.

Imagen tomada de Pinterest

Escrito por:paginasalmon

Deja un comentario