High in the cold thin air of the Sierra Negra volcanoe sits… the LMT and its gearing up for a big night out. This 50 meter wide dish will try to catch a glimpse of something that until now we’ve only seen in Hollywood.

     ─Tonight we’re conecting the LMT to a network of telescopes distributed around the world, and the purpose of this observations is to make the first images of a supermassive blackhole.

     A supermasive blackhole, that’s a misterious beast in the middle of our Galaxy, engulfing matter millions of times more heavy than our sun, and making it appear to vanish. If Einstein was right it’s the blackhole that’s really pulling the strings for a whole existence, but getting the picture to prove that, is a mammoth task. (Mexico: meeting supermassive black hole hunters)

México se unirá en abril al proyecto mundial que buscará conectar y sincronizar nueve telescopios capaces de observar el espacio en frecuencias milimétricas y submilimétricas con el propósito de dirigirlos hacia el centro de la galaxia. El GTM (Gran Telescopio Milimétrico) es la estructura más grande de su tipo, pero no basta para ampliar la resolución angular necesaria para observar un punto en el centro. La solución ante la insuficiencia de profundidad de observación dada por el diámetro del plato (hecho de níquel electroformado), fue sumar diámetros, es decir, hacer un arreglo de determinado número de telescopios más pequeños. Esta técnica se conoce como interferometría. Al acomodar las bases y sincronizar los tiempos de integración por medio de reloj atómico los elementos del arreglo son capaces de generar mejores imágenes.

El proyecto que hace de la superficie terrestre campo para el interferómetro mundial busca probar la existencia del agujero, observándolo indirectamente en la recolección que éste hace de material interestelar, donde su campo gravitacional distorsiona la apariencia de la radiación…

The cores of most galaxies are thought to harbour supermassive black holes, which power galactic nuclei by converting the gravitational energy of accreting matter into radiation. Sagittarius A* (SgrA*), the compact source of radio, infrared and X-ray emission at the centre of the Milky Way, is the closest example of this phenomenon, with an estimated black hole mass that is 4,000,000 times that of the Sun. A long-standing astronomical goal is to resolve structures in the innermost accretion flow surrounding SgrA*, where strong gravitational fields will distort the appearance of radiation emitted near the black hole. (Event-horizon-scale structure in the supermassive black hole candidate at the Galactic Centre”)

Telescopios y arreglos en Hawaii, Arizona, México y Chile, por nombrar algunos, son necesarios para apuntar a la región conocida como SgrA* pero tal vez este último sea el más importante. ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) en Chile, en “la atmósfera más limpia y seca de la tierra” es un arreglo estructural de 66 telescopios de entre 6 a 12 metros de diámetro. Cada una de estas antenas está conectada a una computadora que tiene varios cientos de millones de microprocesadores que decodifican y codifican la incesante recepción simultánea de ondas electromagnéticas a cada ajuste de la frecuencia.

La anécdota material sirve para plantear el panorama de las complejidades tecnológicas y científicas de la observación astronómica contemporánea, la cual ha sido capaz de descubrir pulsares, cuerpos negros, cuerpos fríos, nubes moleculares y eventos muy energéticos: “these new technologies had the capacity to enrich the perceptual field, disclosing “physiognomic aspects” of the material world -hidden details in familiar objects, new structures of matter”. (Brown 54) Cada materia en el universo exige una especialización académica, una separación política, y la obtención de los datos es una actividad económica rentable. El astrónomo contemporáneo no necesita ya observar por sus propios miembros y medios el espacio para sacar sus trabajos adelante.

La oración más relevante para el trabajo es create images. Las imágenes en su más amplia acepción se crean, en sí cualquier representación que exista del agujero negro es un objeto intermedial porque intervienen varios medios en su realización, pero sólo al pensar en las condiciones tecnológicas de su producción surgen los problemas de estudio para los media studies.

El agujero negro es para los telescopios modernos, como prótesis del sentido de la vista, el único posiblemente destinado a esta tarea, invisible, indetectable, incognoscible de las maneras más categóricas posibles.

Las limitaciones del sentido de la vista y de sus prótesis ópticas se explican desde la adaptación y evolución biológica: el sol de nuestro propio sistema emite en un altísimo porcentaje en la parte visible del espectro electromagnético. No tenemos órganos propios capaces de observar emisiones en otros órdenes de frecuencia y longitud de onda (restando el problema de la distancia y el tiempo), nuestra forma biológica está en consonancia con las condiciones físicas y químicas, no sólo de nuestro planeta, sino de la vecindad del sistema solar. A través de otro tipo de telescópicos, radiotelescopios y telescopios milimétricos es que son recibidas. Las ondas de radio están en el orden de 103 m y logran atravesar la atmósfera al igual que el familiar espectro visible, pero las ondas milimétricas están en el orden  de 10-8 m y creciendo (a menor longitud de onda mayor energía): es una lástima que el objeto de nuestro deseo esté “envuelto” en emisiones de Rayos-X.

Las observaciones de estos telescopios deben ser procesadas y decodificadas por software especializado, un proceso que podría ser problematizado por los conceptos de desmaterialización y rematerialización. Pero no sólo las técnicas de observación sino las técnicas de representación deben modificarse, los astrónomos computacionales se encargan de codificar estas imágenes creadas atribuyéndoles significado a los colores y traduciendo sus dimensiones a escalas logarítmicas, etc.

La segunda y verdadera parte del problema es el traslado de estas observaciones y representaciones científicas a otros medios. Un ejemplo que me interesa es la representación del agujero negro en la película Interstellar. Este producto al ser recibido por el ambiente medial cinematográfico necesariamente debe ser reescrito multimedial (sonoro, visual,  narrativo, etc.) Pero el medio también implica una lectura. Los efectos del traslado son: 1) El espectador recoge este producto como observación, como un simulacro y no como una representación; 2) El objeto no sólo es transmedial sino transpoético porque pasa del discurso científico (con sus dinámicas y códigos) al discurso artístico. En las etapas de recepción se ve robustecido (en algún sentido) por la necesidad de hacer presente lo materialmente inobservable, lo materialmente incognoscible que es un punto en el centro.

La no materialidad de los agujeros negros

A partir del relato del desierto de Atacama, narrado en el documental ALMA: llamando a las puertas del cielo como lugar de inspiración para el escritor del Principito, siempre en un lenguaje que atribuiría a un texto épico, los autores del mismo creen pertinente tomar de manera literal: “lo esencial es invisible a los ojos”. Si tomamos “esencial” por “real”, el significado que me parece más pertinente, también viene a cuenta la pregunta: ¿cuál es la materialidad de lo real? En la ceremonia de inauguración de ALMA (2013) los más de 60 telescopios giraron, a manera de ritual, todos juntos al centro de la galaxia. Los 15 km de diámetro que tienen juntas las antenas funcionan como un ojo para esta “luz invisible”. Las condiciones materiales de ojo y sol son completamente distintas, pero a nivel simbólico siguen operando: “and sight ─the most distant and far reaching of our senses─ was promoted to proud but unstable preeminence as the crowning metaphor for knowledge itself […] the anxious primacy of sight”. (Jones 88)

En este momento el agujero negro es un cuerpo teórico, desprovisto de materialidad, además de que, como forma de la materia, parece ser el epítome de lo inmaterial: atrae todo tipo de materia hacia sí irremediablemente y una vez en su interior no la deja salir. No sólo es invisible a todos los sentidos, ni distante, sino que también su existencia está ligada a esa invisibilidad; aun así es el centro rector de la galaxia, sus características gravitacionales le dan forma a la misma; su campo magnético la mantiene, de alguna manera, junta. Lo que se busca observar en el proyecto antes mencionado es el horizonte de eventos, otro tipo de metáfora que designa el lugar antes de que el misterio y la indeterminación se hagan presentes: “the microscope and the telescope […] enable us to overcome distances only while making us aware of the extent of those distances,.. media in general have a history of exposing the limits of our accustomed access to the world we inhabit ─the limits of the material everyday”. (Brown 54)

Más a propósito que una casualidad el nombre del complejo “ALMA” está regresando al vicioso ciclo de lo material-no material: un monstruoso aparato diseñado por todos los esfuerzos de la ciencia y la tecnología, del hombre y de su técnica, su más profunda relación histórica con los materiales y las tecnologías de la memoria (hypomnemata), con la intención implícita de buscar el alma del universo: “the material serves as a commonsensical antithesis to, for instance, the spiritual, the abstract, the phenomenal, the virtual, and the formal, no to mention the inmaterial”. (Brown 49) Lo no material sólo puede ser pensado en su preexistente relación con el sentido de lo material.

Pero al mismo tiempo, con la seguridad de no exagerar, voltear todos estos esfuerzos hacia el agujero negro está sumando una vuelta más a la relación entre material y no material, a través de la creación de imágenes digitales: “the digital’s apparent threat to materiality helped provoke a new materialist turn”. (Brown 50) Necesariamente estas imágenes deben dar cuenta de la materialidad (aunque sea desesperadamente indirecta) comprobable, ligada a la existencia del agujero: un atolladero para el discurso científico, pero también una oposición que ha permitido mover toda la filosofía platónica occidental: “logos and techné, rational formulae and technical knowledge”. (Stiegler 72)

El propósito de rastrear todos los antecedentes materiales (y no materiales) de un objeto como son las representaciones de los agujeros negros es revelar esas capas que las componen y situarlas, en primera instancia, en el necesario proceso de desmaterialización y rematerialización que las hacen visibles “…to rematerialize media by exhibiting the physical interaction that occurs between humans and technology and disclosing the multilayered histories that lie within any technology of communication”. (Brown 56)

Algunos de los medios que se hacen presentes en la creación de los objetos son las ondas electromagnéticas, el telescopio submilimétrico, el micropocesador, el software y la simulación digital, pero también se pone de manifiesto un tipo de medio no medio: las ondas electromagnéticas no necesitan un medio para propagarse (como sí lo hace el sonido), su velocidad máxima (al menos de que se encuentren con una nube de polvo, por ejemplo) es alcanzada en el vacío. Las herramientas que tenemos para describir físicamente algo fallan en la dimensión ontológica del vacío como medio, pero el mismo parece en concordancia con la fuente emisora que es el agujero: un objeto eminentemente invisible mediado por el vacío. El telescopio y los procesos digitales posteriores parecen traicionar ese estado original: Doesn’t the medium elide the materiality of the object it represents? […] Aren’t you ignoring the materiality of the medium itself, the material support, the medium’s embeddedness within particular material circumstances, its material ramifications?”. (Brown 50) Es una aseveración material declarar la inmaterialidad del agujero negro.

 

La recodificación científica

La práctica científica, la acumulación de medios que maneja, se ha apropiado, ha institucionalizado las representaciones existentes del objeto de estudio. Ya explicado en su extensión mecánica el proceso por el cual los platos de los telescopios captan las ondas electromagnéticas y las reflejan a través de sus estructuras parabólicas al foco sensitivo, donde son amplificadas para pasar directo a la cabina de recepción, donde son convertidas por otro entramado de máquinas en gráficas de ondas. Pero también han pasado a ser un nuevo tipo de materia desmaterializada: información. “Information, delaminated from any specific material substrate, could circulate ─could dematerialize and rematerialize─ unchanged. […] as a kind of inmaterial fluid that circulates effortlessly around the globe while still retaining the solidity of a reified concept”. (Brown 55) Las máquinas decodifican y codifican las ondas en representaciones digitales el contenido material, y en posteriores procesos de traducción, los científicos giran sus instrucciones para ajustar las dimensiones y las agrupaciones de las mismas o para que el software diseñado convierta a una imagen referencial con formas, composición, colores y códigos científicos: “To the extent that participation in these new societies, in this new form of capitalism, takes place through machinic interfaces beyond the comprehension of participants, the gain in knowledge is exclusively on the side of the producers.” (Stiegler 67)

La imagen de la izquierda es una gráfica de las emisiones energéticas en radio de un agujero negro (ésta en particular no es del que se halla al centro de nuestra galaxia). La imagen de la derecha también es una imagen en radio, ésta sí de SgrA*, pero en su versión interfaz como conexión física, tal vez, más amable con el usuario. Las acumulaciones de blanco representan una mayor emisión en radio, el agujero negro estaría al centro, al centro de la imagen.

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La recodificación artística

Las imágenes de mayor circulación del fenómeno son las llamadas “impresiones artísticas”, aunque elaboradas también por científicos pues atienden de base al flujo de información sobre la estructura de los agujeros negros: “This is a dystopian wonderland where we’re left with only traces of a physical world, a world somehow vaporized by electronic media… the image has come to have no relation to any reality whatsover; it is its own pure simulacrum”. (Brown 51)

El aterrizaje transmedial que ocurre en Interstellar (2014) pone de manifiesto la labor pesadillesca (yo no sé a dónde vaya a parar todo esto) de intentar mapear las condiciones materiales de la representación. Al ser depositado el simulacro del agujero en el medio cinematográfico este debe atender no sólo a los efectos estéticos de su composición sino modificarse por la suma de las funciones; al mismo tiempo las funciones del medio son puestas en duda: “Sound and image, voice and text are reduced to surface effects, known to costumers as interface… Inside the computers themselves everything becomes a number: quantity without image sound or voice… any medium can be translated into any other”.  (Kittler en Brown 54). El espectador recibe una música de fondo, una simulación tridimensional donde el negro es la presencia de lo invisible y el halo dorado la gravedad y la luz curvándose, todo visible (redimensionado) para los ojos de dos personajes que se amparan dentro de una nave capaz de mantener su forma lo suficiente para que los protagonistas ejecuten el diálogo de la narrativa épica: “it’s our only chance to save people on Earth”.

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Me pasó al asistir a la proyección de un documental sobre agujeros negros en el planetario del Museo Universum, que una mujer, en la sesión de preguntas y respuestas, dijera: ¿Cómo hacen para grabar eso? Más allá de la respuesta sobre las condiciones materiales, por la manera en que la mujer concebía el objeto, me hubiera gustado que la respuesta se pareciera más a lo siguiente: “It can be said that the media coproduces that which takes place, here meaning that it produces its effects and so anticipates what will happen” (Stiegler 80).

Fotografía de Carlos Molina

Escrito por:paginasalmon

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