Fotografía de Manuel Alejandro
Aquel día
Quise corazón terremotos y tsunamis
cada día,
cada noche,
hasta que el barco apareciera.
Grité que había estrellas que no guiaban,
me peleé con el brillo vagabundo de la Luna,
me vestí de oleajes en secreto,
lloré paisajes de invierno en primavera.
Arriba era tan alto
el frente era tan largo,
no hubo fuegos fatuos
ni faros encendidos.
Hastiada de la espera,
tragué preguntas hasta vomitar mares,
imploré una palabra para contener el miedo.
Silencio
La garganta,
desafinada para siempre,
cobró venganza escupiendo ausencias.
Sin nombre, sin memoria, sin consuelo,
ya vacía.
Un ruido
Era el susurro del instante,
un pedazo de paz se coló entre mis huecos,
un estertor,
un eco.
Cenizas de las cartas escritas en un viaje se encendieron:
eran palabras de ritual,
hechizos de promesa.
En lo más profundo del insomnio encontré el sueño.
La tierra se hizo nube
Lloví
Caí
Caí
Caí
Toqué el suelo bailando
Me desprendí de oleajes y desiertos.
Reblogueó esto en Blog de opinión Andy Peña.
Me gustaMe gusta
Me gusta lo que transmites con tus letras.
Gracias por compartirlo.
Me gustaMe gusta