Le prometo que todos en el salón coincidimos en que seríamos capaces de estrellarnos a propósito si la situación lo requiriera. Lo admitimos a voces, claro. Mirábamos de reojo que el profesor no apareciera en el marco de la puerta y fuera a escucharnos. No podíamos evitar el miedo irracional de pensar que nomás con oírnos,…
Leer Más