El poder de una puerta cerrada es inmenso. Son las dos de la madrugada, sentado frente a esta puerta, no le quito los ojos de encima. Hoy la veo menos blanca, más despintada; reparo en la ausencia de llavín, ¡qué abandono!, por primera vez me percato de que está al revés: los dibujos, las flores…
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