Me gustan las manos de algunos hombres y las golondrinas. Me gustan las sierras de tus cuatro dedos y el penúltimo alado. ¡Cuidado! ¡Que no me descubran cavilando sobre tu mano en la mesa! Que no me oigan levantando la vista y no me encuentren escarbando la tierra de tus yemas. ¡Cuidado! Es posible que entre…
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