I —¡No alces la cabeza o te metemos plomo, cabrón! —le gritaron a Mauricio unos sujetos encapuchados mientras lo subían a una camioneta. En el trayecto le vendaron los ojos, le ataron las manos y lo golpearon tres veces en el estómago. Uno de los hombres que estaba a su lado le dijo: “Si tú…
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